Orthez, la joya medieval del Páis de Béarn
No está incluido en la lista «oficial» de los pueblos más bonitos de Francia (para gustos los colores), pero podría estarlo perfectamente porque Orthez bien merece una visita. Su historia como capital del Páis de Bearn, sus típicas casas en piedra y madera, el torreón magnífico que vigila la villa y hace referencia a un pasado glorioso y, por supuesto, su viejo y nostálgico puente, curtido en mil batallas, dan como resultado una joya medieval que dan ganas de descubrir y recorrer hasta el último rincón.
Orthez es la ciudad más poblada de los Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania, en el suroeste francés. Se encuentra entre Pau y Bayona y, durante siglos, fue lugar de paso de los peregrinos del Camino de Santiago hacia Compostela (Camino de Vézelay).
Esta ciudad «de cuento» se alza a orillas del río Gave de Pau y, aunque no seas demasiado amante de la historia, seguro que la suya te parece apasionante. Orthez es una de las villas más antiguas de Francia, que alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media. Durante casi dos siglos (XIII – XV) fue la capital del independiente Páis de Bearn (Béarn des Gaves) bajo el control absoluto de la dinastía de los Moncade. Gaston Fébus y sus sucesores hicieron de Orthez el centro de una poderosa (y fastuosa) corte, convirtiendo a la villa en un enclave del calvinismo, donde tenían además cabida el arte y la cultura.
Con un primer paseo por el casco antiguo de Orthez, el viaje en el tiempo hasta el Medievo está garantizado y no resulta nada complicado imaginar batallas a caballo -lanza en mano-, princesas de leyenda, o nobles urdiendo tramas secretas contra los Moncade en alguna calle poco transitada.
Qué ver en Orthez: Ruta por la villa medieval
El primer lugar que ver en Orthez es Le Pont Vieux, el viejo puente medieval que ha visto de casi todo, desde peregrinos hacia Santiago hasta al mismísimo Wellington haciendo batirse en retirada a las tropas napoleónicas con el mariscal Soult a la cabeza (Batalla de Orthez, 1814). Es un puente fortificado, en el que destaca el torreón de vigilancia, y que fue construido entre los siglos XIII y XIV. Se ha conservado en excelente estado guardando más de una leyenda. Ahora, sobre las aguas del Gave, solo transmite la tranquilidad del paso del tiempo mientras en su ribera derecha se extiende la antigua ciudadela.
Caminar por las calles de la villa medieval de Orthez no te supondrá esfuerzo alguno, al contrario, los pies y la vista van solos y quieren abarcarlo todo. En el recorrido te encontrarás con plazoletas, pequeños jardines, iglesias y casas tradicionales, ejemplos de la arquitectura bearnesa, con la piedra y las traviesas de madera como elementos clave.
En lo alto de una colina cercana hay una torre, robusta y austera, que se levanta vigilando la villa. Es lo que queda del antiguo Castillo de Moncade y formaba parte de la fortificación que hizo construir Gaston Febus para él y su corte (un verdadero centro de mando). Se eleva a más de 100 metros de altitud y desde aquí tienes las mejores vistas de Orthez. Merece la pena visitar el interior porque encontrarás una exposición con maquetas y montajes audiovisuales con las que te harás idea del esplendor del castillo y del poder de los Moncade.
El casco histórico de Orthez no es demasiado extenso y puedes recorrerlo a pie sin problemas para, descubrir así, algunos de sus tesoros. L’eglise Sant Pierre (Iglesia de San Pedro) es uno de ellos. Del siglo XII, aunque restaurada en el XX, es una de las más antiguas de la villa y de su interior, el coro merece una mirada detenida.
Para que tu ruta por Orthez sea completa, no dejes de acercarte también a L’eglise paroissiale Saint Barthélèmy (Iglesia parroquial de San Bartolomé).
Además de disfrutar con la arquitectura tradicional civil y religiosa, otro de los sitios que ver en Orthez es la Casa Museo Jeanne d’Albret. Esta antigua mansión – fortaleza del siglo XV y XVI es en la actualidad la sede de la Oficina de Turismo (siempre viene bien), pero también es un lugar único porque la historia de Orthez y de Bearn de Gaves se esconde tras sus muros. Aquí vivió Jeanne d’Albret (Juana III de Navarra, madre del que sería Henrique IV). Por fuera, el edificio deja ver distintos elementos arquitectónicos: ventanas, jardines, dinteles, tejados y chapiteles que permiten darte cuenta de cómo fue cambiando su estilo renacentista durante los años que duró su construcción. Dentro está el Museo propiamente dicho, indispensable para conocer la historia de Bearn y la del protestantismo y las guerras de religión que asolaron Europa.
Si quieres vivir las fiestas de Orthez visítalo entre el 22 y el 26 de julio (las fechas pueden variar pero siempre son a finales de julio). Son unas fiestas muy antiguas en las que se combinan tradiciones populares con eventos de lo más variado, desde corridas de toros hasta conciertos de todo tipo de música.
Y si visitas Orthez en martes no te pierdas el mercado tradicional que se celebra este día y que se instala entre la Plaza Saint Pierre y la Moutete (muy cerca del Museo de Jeanne d’Albret). Encontrarás de todo: ropa, complementos, libros, cosas curiosas y, por supuesto, alimentación… buena idea para descubrir los productos «auténticos» de la rica Aquitania.
MÁS INFORMACIÓN:
Patrimonio histórico de Orthez
Turismo de Aquitania: qué ver en Orthez
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