Una jota popular afirma que
Boñar tiene dos cosas que no las tiene León: el maragato en la torre y en la plaza, el negrillón. Este pequeño pueblo leonés, de
gran tradición ganadera y creciente
desarrollo turístico veraniego, es un buen punto de partida para explorar los bellos parajes de la
montaña central leonesa.
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| Plaza central de Boñar, con su famoso negrillón |
El maragato, al igual que ocurre en el
Ayuntamiento de Astorga, es una estatua articulada encargada de dar las horas en el macizo campanario que corona la
iglesia parroquial. El maragato fue tallado por
Desiderio Cañón, un carpintero de la villa.
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| El maragato de Boñar, en el campanario de la iglesia |
La iglesia de San Pedro fue construida en el siglo XVIII con la afamada «piedra de Boñar» y rinde culto a San Roque. Su interior alberga varios retablos y tallas, así como pasos procesionales de la Semana Santa, como el Cristo de la urna o un Nazareno.
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| Iglesia parroquial de Boñar |
Frente a la iglesia se emplaza el negrillón, un olmo centenario del siglo XVI que se ha convertido en el emblema de la villa. Lamentablemente murió de grafiosis en la década de 1980, pero se conserva el impresionante tronco petrificado.
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| Tronco petrificado del negrillón, emblema de Boñar |
Un
Monumento al Ganadero, homenaje a la tradicional actividad de
Boñar, completa la irregular
Plaza del Negrillón de este
pintoresco pueblo leonés,
muy concurrido durante el verano y en el que se levantan destacables caserones de piedra.
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| Monumento al Ganadero, en la Plaza del Negrillón |
No puedes irte sin probar los famosos Nicanores de Boñar, unos pastelillos de hojaldre que son la especialidad repostera del pueblo.
Alrededores de Boñar
Arte románico
En un radio de 14 Km en torno a Boñar se encuentran numerosos ejemplos de arte románico, como las iglesias de La Vega de Boñar (siglo XIII), Las Bodas y Llama de Colle (que alberga además una talla románica de la Virgen de la Sal), Colle (siglo XIV, con portada gótica), y Felechas, que conserva un pretil visigótico del siglo IX adosado al altar mayor.
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| Pueblo de Felechas (León) |
Hoces de Valdeteja
Hacia el noroeste, a partir de La Vecilla se extiende una zona regada por el río Curueño que, tras unos 12 Km, conduce a las recortadas Hoces de Valdeteja. Junto a ellas discurre una calzada romana provista de 8 puentes de origen romano y medieval.
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| Las Hoces de Valdeteja |
Museo de la Fauna Salvaje
Hacia el norte, una vez pasado el extenso robledal de Pardomino se llega hasta el embalse del Porma donde, desde 1969, Vegamián y otros 5 pueblos duermen un sueño de agua.
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| Embalse del Porma |
Un desvío a la izquierda en dirección Rucayo nos conduce al Museo de la Fauna Salvaje, creado por la Fundación Dr. Romero Nieto. Este museo permite conocer la fauna de los 5 continentes en un recorrido por diferentes salas donde se recrean hábitats de todo el mundo.
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| Museo de la Fauna Salvaje |
Mediante técnicas de
taxidermia se ha conseguido naturalizar con gran realismo más de 3000 animales, entre mamíferos, insectos y aves.
Una vez aquí, te recomiendo que pares a comer en el Restaurante El Venado de Valdehuesa, donde podrás degustar las mejores carnes de caza.
Puebla de Lillo
En torno a Puebla de Lillo se halla la Reserva Nacional de Caza del Mampodre, rodeada por un magnífico pinar autóctono. En el pueblo, un torreón medieval acoge la Casa del Parque Regional de Picos de Europa que, a lo largo de varias salas explica el paisaje de los Picos de Europa y su relación con el hombre.
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| Torreón de Lillo, casa del parque Picos de Europa |
Completa la exposición la Casa del Parque del Valle del Porma, que ofrece un original recorrido a través de los sentidos por la naturaleza, en función de las estaciones del año.
Por último, la subida hacia el puerto de San Isidro, tras pasar Isoba y su hermoso lago, conduce a la Estación Invernal de Esquí San Isidro, desde donde se pueden hacer numerosas excursiones, como la que lleva hasta el Lago Ausente.
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| Cebolledo, Estación de esquí San Isidro |
un buen pos, la verdad que me ha gustado!