Qué hacer en 48 horas en Sevilla
Sevilla es una ciudad alegre y luminosa que uno no se cansa de visitar. La Giralda, el Alcázar, los populares barrios de Triana y Santa Cruz, el Parque de María Luisa, la Plaza de España, la Torre del Oro… Hay tantas cosas que ver y hacer en Sevilla que, si vas con el tiempo ajustado, no sabes por dónde empezar. Para que no te pierdas nada, aquí tienes un plan de viaje para pasar 48 horas en Sevilla. ¡Eso sí, toma fuerzas y ponte zapato cómodo porque acabarás exhausto!.

Plaza de España, construida para la Expo de 1929 en Sevilla
Visita a los monumentos más emblemáticos de Sevilla
No es un tópico, es verdad que Sevilla tiene «un algo especial». Recorrer la zona monumental es la mejor manera de comenzar. ¿Sabías que Sevilla tiene tres monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad?
El punto de partida para visitarlos debe ser la imponente Catedral de Santa María. Construida y modificada a lo largo de cinco siglos sobre la que fuera la antigua mezquita almohade, las dimensiones de la catedral imponen (es una de las más grandes del mundo). De su exterior llama la atención la mezcla de estilos arquitectónicos y, cuando entres, te sentirás «diminuto» por la grandiosidad de su nave central.

Catedral de Sevilla, Patrimonio de la Humanidad
No dejes de asomarte al Patio de los Naranjos y anímate a subir a La Giralda, su torre – campanario. Este antiguo alminar árabe de cien metros de altura se ha convertido en el icono de la ciudad (no te preocupes, tienes «cómodas» rampas para subir).
A escasa distancia se encuentra el recinto del Real Alcázar, un magnífico palacio real fortificado, que es en realidad un conjunto arquitectónico de gran belleza compuesto por edificios palaciegos, galerías, patios y jardines que han sido testigos de la historia de la propia ciudad, desde la época del Califato hasta nuestros días. El Palacio Mudéjar y el Palacio Gótico forman parte del recorrido esencial por los Reales Alcázares, y si quieres descubrirlos de la forma más original, puedes apuntarte a una de las visitas nocturnas teatralizadas. Los propios habitantes del Alcázar te contarán su historia.

Acceso a los Reales Alcázares de Sevilla
Muy cerca se encuentra el Archivo de Indias, antigua lonja de mercaderes que guarda en su interior la mayor colección de documentación relativa al Descubrimiento de América durante el período de colonización española.
De tapas por el barrio de Santa Cruz
Después de visitar los tres monumentos Patrimonio de la Humanidad de Sevilla, y teniendo en cuenta que se acerca la hora del aperitivo, toca perderse por uno de los barrios sevillanos más típicos y auténticos, el Barrio de Santa Cruz, con sus callejuelas sinuosas, sus casas de patios floridos y ventanas enrejadas y sus plazoletas con coquetas fuentes que te recuerdan que estás en una de las zonas de la antigua judería.

Calle típica del barrio de Santa Cruz, la antigua judería de Sevilla
Recorre la calle Mateos Lagos (desde donde tienes una de las mejores vistas de la vigilante Giralda) y disfruta del ambiente de bares y terrazas (tapeo del bueno en la calle Santa María Blanca).
La Plaza de Santa Cruz, la Plaza de Doña Elvira (donde dicen nació en amor entre Don Juan Tenorio y Doña Inés), la Plaza de los Venerables, desde donde se accede al antiguo Hospital de los Venerables Sacerdotes, o el Callejón del Agua, una curiosa y estrecha vía cubierta que transcurre paralela a la muralla en el tramo donde se encontraba la canalización que llevaba el agua hasta los jardines de los Reales Alcázares son solo algunos de los rincones con encanto que no debes perderte en tu paseo por el Barrio de Santa Cruz.

Plaza de los Venerables en el barrio sevillano de Santa Cruz
También merece la pena hacer una parada en el Centro de Interpretación de la Judería, para conocer cómo era la vida de los judíos en Sevilla hasta su expulsión en siglo XV.
La Expo del 29 en Sevilla
Después de reponer fuerzas con un suculento tapeo en el encantador barrio de Santa Cruz, puedes planificar una tarde tranquila recorriendo los lugares de la Expo de 1929.
Saliendo por el Callejón del Agua llegarás a los Jardines de Murillo (antiguamente formaban parte de los jardines de los Reales Alcázares) y, avanzando un poco más, te pondrás en pocos minutos en el Parque de María Luisa. Es el parque más famoso y popular de la ciudad y un lugar muy agradable para pasear. Con una extensión de 34 hectáreas, tiene una gran diversidad vegetal, organizada en torno a avenidas, glorietas, fuentes, estanques, monumentos y los antiguos pabellones que albergaron a principios del siglo XX la Exposición Iberoamericana.

Parque de María Luisa, el pulmón de Sevilla
Si tienes tiempo puedes visitar el interesante Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, ubicado en el Pabellón Mudéjar, en la zona sur del parque, o el Museo Histórico Militar, en la parte norte.
Justo enfrente, abierta al parque en forma semielíptica, verás la imponente Plaza de España, con sus característicos bancos de azulejos en los que están representadas las distintas provincias españolas (momento selfie junto a la tuya).

Banco de la provincia de León, en la Plaza España de Sevilla
Sevilla y el Guadalquivir
Para terminar tu primer día en Sevilla, ¿qué tal un paseo por el Guadalquivir? Dejando a tu espalda la Plaza de España llegarás al Paseo de las Delicias, una avenida ajardinada que mira al gran río sevillano y desde donde podrás tomar uno de los barcos que navegan por el Guadalquivir. Desde su cauce tendrás una visión diferente de la ciudad hispalense, especialmente al atardecer.

Crucero por el Guadalquivir
En tu crucero por el Guadalquivir podrás ver algunos de los monumentos más emblemáticos de Sevilla: la famosa Torre del Oro, que continúa «brillando» cuando se refleja en el río (hoy es sede del Museo Naval de Sevilla); la Torre de los Perdigones, torreón de una antigua fábrica de fundición emplazada junto al Puente de la Barqueta que alberga una Cámara Oscura; el Puente de Triana, puerta de entrada al popular barrio del mismo nombre, o la plaza de toros de la Real Maestranza.

Torre del Oro, sede del Museo Naval de Sevilla
Al terminar tu paseo, puedes tapear algo en el Mercado Gastronómico Lonja del Barranco (C/ Arjona), una novedosa apuesta por el turismo gastronómico impulsada por el famoso torero Francisco Rivera Ordóñez. Aquí encontrarás tapas gourmet de diferentes nacionalidades, pero a precios populares. Además, el edificio en sí mismo es digno de ver; es uno de los pocos ejemplos de la arquitectura de hierro de Sevilla, proyectado por Eiffel antes de ser conocido por diseñar su famosa torre parisina.
Un paseo por Triana
Iniciamos nuestro segundo día en Sevilla dando un paseo por el popular Barrio de Triana, una visita obligatoria para conocer la verdadera esencia de esta ciudad. Para adentrarte en el barrio deberás cruzar sobre el Guadalquivir por el Puente de Isabel II (más conocido como Puente de Triana), pasando por delante de la pequeña Capilla del Carmen.

Puente de Triana
Disfruta del ambiente y de los mil rincones que hacen de éste un lugar único. Puedes empezar en la Plaza del Altozano, donde se encuentra el popular Mercado de Abastos en cuya planta baja se conservan, además, los restos del antiguo Castillo de San Jorge (¡curioso!). El castillo, de origen almohade, fue en el siglo XV sede del tribunal de la Inquisición y no faltan las leyendas que aseguran que aún hoy en día se escuchan en el mercado ruidos de cadenas y lamentos, tal vez de los condenados. Si tienes tiempo, entra en el Centro de la Cerámica de Triana para descubrir un poco más acerca de la tradición alfarera de Sevilla.

Castillo de San Jorge, bajo el mercado de Triana (Foto de CarlosVdeHabsburgo, Lic. CC)
No dejes de visitar la Basílica de los Marineros (calle Pureza), sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana, una de las más importantes de Sevilla.
Por supuesto, el tapeo en el barrio es «sagrado» y un recorrido por los bares de la calle Betis o la calle Asunción no puede faltar. Los bares Antojo y La Blanca Paloma son de lo más recomendables para salir de tapas por Triana.

De tapas por el barrio de Triana
Ruta por el centro de Sevilla
Pero en el centro de Sevilla nos han quedado muchas cosas por descubrir, así que por la tarde volveremos a él, iniciando nuestra ruta en la Plaza Nueva donde se encuentra el Ayuntamiento sevillano. Tanto la plaza como las calles aledañas forman el centro neurálgico de la ciudad sevillana. Date un paseo por las calles peatonales, repletas de comercios y terrazas, sobre todo por la emblemática calle Sierpes.

Ayuntamiento de Sevilla en Navidad
En la calle Cuna puedes visitar el Museo Palacio de la Condesa de Lebrija, para admirar la impresionante colección de mosaicos romanos que tiene en su planta baja.

Mosaicos del Palacio de la Condesa de Lebrija
Avanzando solo unos pasos encontrarás la Plaza del Salvador, con sus múltiples bares y animadas terrazas, y como telón de fondo, la magnífica Iglesia del Divino Salvador (su interior te sorprenderá).

Iglesia del Divino Salvador
Sigue callejeando y muy cerca verás otra plaza muy especial, la de La Encarnación. Aquí seguro que te sorprende el llamado Espacio Metropol Parasol, más conocido como «las setas» de Sevilla, un original y ultramoderno edificio diseñado por el arquitecto Jürgen Meyer, que realmente parece un hongo gigante. Las «setas» son un magnífico mirador de la ciudad, y su interior da cobijo al Antiquarium, el interesante Museo Arqueológico de la ciudad, además de un mercado de abastos.

Mirador de las Setas de Sevilla (Metrosol Parasol)
A escasa distancia tienes otro de los lugares que no te puedes perder, la Casa Pilatos, un bello ejemplo de palacio andaluz donde podrás apreciar esa perfecta mezcla de estilos entre el mudéjar español y las influencias del renacimiento italiano.

Patio de la Casa Pilatos
Para terminar tu segundo día en Sevilla, date un paseo por el Barrio de la Macarena, pura tradición y devoción. Déjate perder por sus callejuelas (como la Calle Feria o la Calle San Luis) salpicadas de iglesias, conventos y establecimientos de lo más variado.

Murallas de la Macarena
Parada indispensable requiere la calle Bécquer porque aquí se encuentra la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena, junto a los restos de la antigua muralla que protegía la ciudad en los siglos XI y XII. Este templo es la sede de la Hermandad que protagoniza La Madrugá del Viernes Santo sevillano.

Virgen de la Macarena, protagonista de La Madrugá sevillana
Como sugerencia para finalizar este fugaz viaje de 48 horas en Sevilla, regresa a la Plaza del Salvador y a la cercana Plaza de la Alfalfa para tomar algo y cenar a base de tapas y raciones típicamente andaluzas. ¡No te arrepentirás!.

De tapas en la concurrida Plaza del Salvador de Sevilla
Como ves, hay mucho que ver y hacer, y solo 48 horas en Sevilla no dan para más, así que tendrás que volver a Sevilla en otra ocasión. ¡Seguro que te apetecerá repetir la experiencia!.
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